Envíen vuestros micros (Imágenes y textos, más foto personal, en lo posible del día del evento) para agregar a la exposición a: daniklamma@hotmail.com

sábado, 21 de mayo de 2011

Aguedilla - Elisa de Armas

 "En la imagen, el micro tuneado que llevé para todos los participantes (aunque alguno se debió quedar sin él, porque pensé que éramos menos). La versión que le tocó a Puck en el sorteo era de mayor tamaño y con un texto ligeramente diferente. A la arpía la retraté hace un par de semanas en la ermita románica de Santa Cecilia de Vallespinoso de Aguilar (Palencia), a cuyo interior pudimos acceder gracias a la señora Mercedes, que nos dejó amablemente las llaves tomando en prenda nuestro DNI.

Para la lectura en la librería Tres rosas amarillas elegí otro texto, Aguedilla, por el cual tengo debilidad y que encajó perfectamente con la presentación que para mí tenía preparada Fernando. (Lo dejo aquí dicho porque Pablo me preguntó si estaba publicado en el blog)."


Aguedilla 

No os enfadéis, madre, que ni perdí el dinero, ni me lo robaron en un descuido. Fue que los huevos no llegaron al mercado. Cuando salí esta mañana me esperaban, para burlarme, Roque, Minguillo y Juanón, el manco. Me seguían llamándome cigüeña, porque dicen que tengo las piernas largas y flacas, ¡como si ellos las hubiesen visto! Hoy no estaba con ellos Lázaro, el de Antona, que sabe pararles los pies, así que dieron en arrojarme unos tronchos de berzas podridos y otros desperdicios que escondían bajo el jubón. Tanto me atolondré que, al atravesar el postigo, tropecé y vinimos los huevos y yo a dar en el suelo. No salvé ninguno, madre, los que quedaron enteros se los repartieron los tres arrapiezos y los bebieron entre risotadas.


Madre, no me riñáis, que si me entretuve fue por buscar a Lázaro. Nadie me daba razón de él, hasta que la Antona me dijo que se marchaba de Salamanca con el ciego al que lo ha encomendado. Me llegué hasta la puente, y, cuando acerté a verlos, arrimaba Lázaro el oído al toro de piedra, encandilado como si escuchase música celestial, y el viejo aprovechó su descuido para estrellarle la cabeza contra la figura. A mí, aun desde tan lejos, pareciome oír la calabazada. Qué va a ser de Lázaro, madre, que lo vi llorar, aunque aquella vez que, a orillas del Tormes, se hizo la rajadura con el filo de un canto ni siquiera se quejó; y quién me defenderá ahora de las chanzas de los mozuelos.


Yo pondré más empeño en los mandados, pero no dejéis que me lleve esa vieja que anda buscando criada, que cuentan que la emplumaron por bruja, y que cose virgos y tiene tratos con el diablo. Yo no quiero perder la honra, madre, sino esperar que vuelva Lázaro, que, despabilado como es, sabrá mejorar su suerte y conseguir un oficio. Él siempre decía que, con la ayuda de Dios, el día de mañana llegaría a ser pregonero, y entonces se casaría conmigo.


***

Blog de Elisa de Armas: Pativanesca

3 comentarios:

Elisa dijo...

¡Gracias, Danik! Al final has elegido la foto en la que aparezco riéndome como una loca, en realidad es la que mejor refleja la alegría del momento.
Otro besote enorme para ti.

Danik Lammá dijo...

¡Sí! Además estás genial, tienes un risa preciosa.

Me encantó "Aguedilla".

PD: A mi también me tocaban los mandados. Odio -hoy- hacer la compra. (Solo una sabe las revueltas y pesadillas de esos trajines jaja)

Carolina dijo...

¡HERMOSA!!!Y TALENTOSA POR DEMÁS. Me fascina verlas en acción.
Abrazo

Carolina Fernández